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Hacer las parejas
3 participantes
AVIARIOTOTAL :: CRIA
Página 1 de 1.
Hacer las parejas
Con la llegada de la primavera, o incluso un poco antes en latitudes más
cálidas, los canarios inician el ciclo reproductivo. Por fortuna, se
reproducen de manera fácil en cautividad, si bien es preciso tener en cuenta
una serie de pautas.
Esta etapa requiere gran esfuerzo por parte de los progenitores, por lo que
debemos cerciorarnos de que llegan a ella en condiciones óptimas de
salud, para lo cual, previamente, se habrá llevado a cabo un programa de
fortalecimiento, mediante una dieta adecuada enriquecida con vitaminas, y
de desintoxicación, con antibióticos y antimicóticos, cuando su uso esté
justificado.
Para los canaricultores profesionales, que exhiben sus canarios en
exposiciones y que pretenden mejorar los estándares de las razas que
crían, la selección de los ejemplares a emparejar es de suma importancia.
En este sentido, se deben buscar las mejores aptitudes parentales de los
canarios, descartando a aquellos que no estén en perfectas condiciones de
salud, y a las hembras que presentaran una elevada mortalidad de sus crías
en anteriores nidadas.
La edad ideal de los reproductores debe ser entre uno y seis años, ya que
antes, por inexperiencia, o después, por disminución de la fertilidad, el
éxito de la cría podría verse frustrado.
Gracias al dimorfismo sexual, es fácil diferenciar al macho de la hembra. El
macho, además de cantar, tiene mayor tamaño, y una coloración más
intensa que la hembra. Además, presenta una cloaca más prominente,
cuestión fácilmente comprobable soplando suavemente sobre el vientre
para apartar el plumón que la cubre.
Al realizar el emparejamiento, comprobaremos que existe compatibilidad
entre ambos procreadores, sustituyendo a uno de ellos en el caso de que
no congenien.
Para comenzar la reproducción se necesitan una serie de accesorios
básicos:
Una jaula amplia, preferiblemente con divisiones, provista de sus
correspondientes comederos, bebederos y palos.
Nidos y portanidos, así como el material necesario para su relleno. Éste
puede ser de origen vegetal (esparto, cáñamo, pita ...) o animal (pelo de
cabra, por ejemplo); un exceso de material de relleno podría empeorar la
higiene de la jaula; por contra, su carencia, podría favorecer el desplume
de los padres, pues recurrirían a sus plumas para rellenarlo.
Huevos artificiales -normalmente de plástico- para sustituir a los
verdaderos.
Si bien la higiene es siempre una cuestión de vital importancia para prevenir
enfermedades, en esta etapa quizá tenga aún mayor relevancia. Por ello,
deberemos mantener limpia la jaula que acogerá a los futuros padres, así
como todos los objetos que contenga.
Con todo preparado, debemos colocar la jaula en una ubicación tranquila y
protegida de corrientes de aire y humos. Una vez realizada la puesta, la
jaula no debe ser cambiada de sitio, para evitar que la canaria deje de
incubar los huevos.
Con el aumento de las horas de luz, se incrementa la secreción de
hormonas sexuales, necesarias para el cortejo y posterior apareamiento.
Durante el periodo de celo, el macho canta vigorosamente tratando de
seducir a la hembra. Cuando ésta está preparada para copular, se agacha
en el palo y aparta lateralmente la c. Normalmente, el intento de
fecundarla se repite durante varios días.
Tras el apareamiento se produce la puesta, hasta un total de cuatro o cinco
huevos. Conviene sustituirlos por otros de plástico hasta que la hembra
ponga el cuarto. De este modo se consigue que nazcan las crías
simultáneamente, evitando que tengan tamaños distintos y aumentando así
la posibilidad de que todas sobrevivan.
Restituídos los huevos originales, comenzará el periodo de incubación,
que realizará exclusivamente la hembra. A veces los machos incluso dan de
comer a la hembra para facilitarle el proceso. Otras, sin embargo, el macho
puede molestarla, en cuyo caso habrá que separarlo.
Dado que los huevos necesitan humedad, es aconsejable proporcionarle a
la madre un recipiente donde bañarse; también se puede recurrir a rociarlos
con un poco de agua.
Es posible comprobar si los huevos están fecundados mirándolos a través
de una fuente de luz intensa. Si están oscuros, es porque han sido
fecundados.
A los trece o catorce días desde el inicio de la incubación, eclosionarán los
huevos, naciendo los polluelos con los ojos cerrados y el cuerpo cubierto
de un ligero plumón. En esta etapa debemos esmerarnos en ofrecer a los
padres una dieta compensada, en la que no deberá faltar la pasta de cría.
De la alimentación de las crías se encarga la madre, regurgitando el
alimento en los picos abiertos de su descendencia. También es ella la que
se encarga de proporcionarle el calor necesario.
A la semana de su nacimiento abren los ojos; a los doce días aparece el
primer plumaje; a las dos semanas y media comienzan a salir del nido;
poco después del mes se asemejan a los padres, salvo en el tamaño, y
empiezan a ser independientes.
Cuando han salido del nido, el padre se encarga de alimentarlos, mientras
la madre prepara la siguiente nidada. No se deben afrontar más de tres
nidadas por año para no agotar a la madre; además, se debe procurar que
la hembra no llegue a la muda con crías pequeñas, por lo que puede ser
recomendable interrumpir la reproducción en los primeros días de julio.
Una vez que los polluelos abandonen el nido, deben ser trasladados a una
voladera donde puedan moverse con menos limitaciones y ejercitar sus
músculos.
cálidas, los canarios inician el ciclo reproductivo. Por fortuna, se
reproducen de manera fácil en cautividad, si bien es preciso tener en cuenta
una serie de pautas.
Esta etapa requiere gran esfuerzo por parte de los progenitores, por lo que
debemos cerciorarnos de que llegan a ella en condiciones óptimas de
salud, para lo cual, previamente, se habrá llevado a cabo un programa de
fortalecimiento, mediante una dieta adecuada enriquecida con vitaminas, y
de desintoxicación, con antibióticos y antimicóticos, cuando su uso esté
justificado.
Para los canaricultores profesionales, que exhiben sus canarios en
exposiciones y que pretenden mejorar los estándares de las razas que
crían, la selección de los ejemplares a emparejar es de suma importancia.
En este sentido, se deben buscar las mejores aptitudes parentales de los
canarios, descartando a aquellos que no estén en perfectas condiciones de
salud, y a las hembras que presentaran una elevada mortalidad de sus crías
en anteriores nidadas.
La edad ideal de los reproductores debe ser entre uno y seis años, ya que
antes, por inexperiencia, o después, por disminución de la fertilidad, el
éxito de la cría podría verse frustrado.
Gracias al dimorfismo sexual, es fácil diferenciar al macho de la hembra. El
macho, además de cantar, tiene mayor tamaño, y una coloración más
intensa que la hembra. Además, presenta una cloaca más prominente,
cuestión fácilmente comprobable soplando suavemente sobre el vientre
para apartar el plumón que la cubre.
Al realizar el emparejamiento, comprobaremos que existe compatibilidad
entre ambos procreadores, sustituyendo a uno de ellos en el caso de que
no congenien.
Para comenzar la reproducción se necesitan una serie de accesorios
básicos:
Una jaula amplia, preferiblemente con divisiones, provista de sus
correspondientes comederos, bebederos y palos.
Nidos y portanidos, así como el material necesario para su relleno. Éste
puede ser de origen vegetal (esparto, cáñamo, pita ...) o animal (pelo de
cabra, por ejemplo); un exceso de material de relleno podría empeorar la
higiene de la jaula; por contra, su carencia, podría favorecer el desplume
de los padres, pues recurrirían a sus plumas para rellenarlo.
Huevos artificiales -normalmente de plástico- para sustituir a los
verdaderos.
Si bien la higiene es siempre una cuestión de vital importancia para prevenir
enfermedades, en esta etapa quizá tenga aún mayor relevancia. Por ello,
deberemos mantener limpia la jaula que acogerá a los futuros padres, así
como todos los objetos que contenga.
Con todo preparado, debemos colocar la jaula en una ubicación tranquila y
protegida de corrientes de aire y humos. Una vez realizada la puesta, la
jaula no debe ser cambiada de sitio, para evitar que la canaria deje de
incubar los huevos.
Con el aumento de las horas de luz, se incrementa la secreción de
hormonas sexuales, necesarias para el cortejo y posterior apareamiento.
Durante el periodo de celo, el macho canta vigorosamente tratando de
seducir a la hembra. Cuando ésta está preparada para copular, se agacha
en el palo y aparta lateralmente la c. Normalmente, el intento de
fecundarla se repite durante varios días.
Tras el apareamiento se produce la puesta, hasta un total de cuatro o cinco
huevos. Conviene sustituirlos por otros de plástico hasta que la hembra
ponga el cuarto. De este modo se consigue que nazcan las crías
simultáneamente, evitando que tengan tamaños distintos y aumentando así
la posibilidad de que todas sobrevivan.
Restituídos los huevos originales, comenzará el periodo de incubación,
que realizará exclusivamente la hembra. A veces los machos incluso dan de
comer a la hembra para facilitarle el proceso. Otras, sin embargo, el macho
puede molestarla, en cuyo caso habrá que separarlo.
Dado que los huevos necesitan humedad, es aconsejable proporcionarle a
la madre un recipiente donde bañarse; también se puede recurrir a rociarlos
con un poco de agua.
Es posible comprobar si los huevos están fecundados mirándolos a través
de una fuente de luz intensa. Si están oscuros, es porque han sido
fecundados.
A los trece o catorce días desde el inicio de la incubación, eclosionarán los
huevos, naciendo los polluelos con los ojos cerrados y el cuerpo cubierto
de un ligero plumón. En esta etapa debemos esmerarnos en ofrecer a los
padres una dieta compensada, en la que no deberá faltar la pasta de cría.
De la alimentación de las crías se encarga la madre, regurgitando el
alimento en los picos abiertos de su descendencia. También es ella la que
se encarga de proporcionarle el calor necesario.
A la semana de su nacimiento abren los ojos; a los doce días aparece el
primer plumaje; a las dos semanas y media comienzan a salir del nido;
poco después del mes se asemejan a los padres, salvo en el tamaño, y
empiezan a ser independientes.
Cuando han salido del nido, el padre se encarga de alimentarlos, mientras
la madre prepara la siguiente nidada. No se deben afrontar más de tres
nidadas por año para no agotar a la madre; además, se debe procurar que
la hembra no llegue a la muda con crías pequeñas, por lo que puede ser
recomendable interrumpir la reproducción en los primeros días de julio.
Una vez que los polluelos abandonen el nido, deben ser trasladados a una
voladera donde puedan moverse con menos limitaciones y ejercitar sus
músculos.
zorzal- MIEMBRO ACTIVO
- Mensajes : 380
Fecha de inscripción : 25/01/2010
Edad : 57
Localización : Sant Feliu de llobregat.Barcelona
Re: Hacer las parejas
mui bueno gracias por compartirlo saludos
J.CARLOS DIZ- miembro maestro
- Mensajes : 2135
Fecha de inscripción : 25/01/2010
Edad : 41
Localización : Galicia La coruña
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AVIARIOTOTAL :: CRIA
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