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"COMO ACTUAR"SIGNOS DE ENFERMEDAD
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"COMO ACTUAR"SIGNOS DE ENFERMEDAD
A todos los dueños de pájaros puede ocurrirles, antes o después, que observen en sus ejemplares predilectos signos de malestar. En la mayoría de los casos, los signos manifestados no suelen ser suficientemente indicativos de una enfermedad en particular, ya que en los pájaros, debido a sus especiales características anatómicas y fisiológicas, un mismo síntoma puede ser común a patologías de distinta etiología y, por consiguiente, deben tener tratamientos completamente diferentes.
El recurso a un veterinario especialista, aunque sólo sea para consultarle y seguir sus indicaciones sobre los oportunos exámenes de laboratorio, es de gran importancia en la medicina de los pájaros de compañía. No obstante, razones de distinta naturaleza pueden impedir al dueño del pájaro enfermo, llevar rápidamente al veterinario a su pequeño paciente enfermo; en tales casos, conviene poner en práctica una serie de habilidades que, en espera del diagnóstico que haga el especialista, pueden mantener al pájaro lo mejor posible hasta el momento en que pueda comenzar su correcto tratamiento.
Signos principales de enfermedad.
Los pájaros en mal estado de salud presentan algunos síntomas que también pueden apreciar el ojo del profano; a menudo basta con poner en marcha el sentido de la observación, prestando atención a los comportamientos y actitudes extrañas del sujeto. Es necesario considerar que, en el campo de la medicina aviar, la oportunidad en la intervención es fundamental, ya que muchas veces los pájaros presentan los síntomas de las enfermedades sólo cuando las propias condiciones de salud ya están bastante deterioradas. Esto se debe a una herencia atávica de su vida en libertad: de hecho, en estado libre, la mayor parte de las especies de aves son presa de otros animales y el hecho de sentirse enfermas induce al predador a atacarlas. En otros casos (y esto ocurre también en cautividad) son los mismos compañeros de especie los que agreden a los ejemplares más débiles y enfermos. La rápida percepción de los síntomas que acusa el pájaro puede contribuir, por lo tanto, a salvarle la vida, ya sea prestándole los primeros auxilios o informando por teléfono al veterinario de las propias observaciones y, mejor aún, si éste tiene la posibilidad de observar directamente al pájaro, llevárselo a su consulta.
En la mayoría de los casos, los pájaros enfermos reducen su propia actividad física y cantan menos; se muestran somnolientos, con los ojos semicerrados; a veces pasan la mayor parte del tiempo durmiendo, reclinando la cabeza sobre la espalda. El plumaje aparece inflado (embolado), ya que las plumas se elevan para crear una amplia cámara de aire entre el medio ambiente exterior y la piel, disminuyendo así la dispersión del calor.
El aspecto general del plumaje casi siempre es distinto al usual; puede aparecer de color opaco, perdiendo el brillo natural que tienen las plumas cuando el pájaro está totalmente sano y presentado plumas rotas, dobladas, descolocadas y de color anormal. Este último caso es muy frecuente observarlo en ciertas enfermedades del metabolismo del órgano afectado, particularmente el hígado. Las alas pueden aparecer caídas y la cola en posición casi vertical.
En general, el pájaro enfermo consume menos alimento, o bien rehúsa completamente alimentarse (anorexia); en otros casos, especialmente en las infecciones gastrointestinales, se observa un aumento del consumo de alimento (polifagia), con la constante rebusca de semillas, principalmente de las más energéticas. El consumo de agua en los pájaros enfermos, casi siempre aumenta. Las variaciones en la toma de alimento y agua, repercuten, naturalmente también, en el aspecto de las heces, que pueden aparecer de una consistencia diferente (húmedas, acuosas, secas). También su color puede variar, así como la relación entre el componente fecal (parte oscura) y la orina (parte clara).
En la operación del cambio diario de los desperdicios del fondo de la jaula, el atento propietario del pájaro podrá advertir si la cantidad total de heces es menor (pájaros sin apetito) o mayor al normal (pájaros con polifagia). En las infecciones del aparato respiratorio pueden observarse estornudos, tos, frotamiento de las narices contra el posadero, expulsión de exudado de las narices, manchándole las plumas del contorno del pico, lo que cambia su aspecto habitual, tirando hacia un color más oscuro de lo normal. La respiración puede hacerse difícil y angustiosa, con el pico abierto, las alas ligeramente desprendidas del cuerpo y la cola “batiente”.
Conviene saber que los pájaros, como consecuencia de la falta de diafragma y su consiguiente completa comunicación entre la cavidad torácica y la abdominal, cualquier hinchazón de los órganos del abdomen, ocasiona la reducción de espacio para el aire, lo que limita la capacidad respiratoria del sujeto enfermo. A los síntomas propios de la patología abdominal en cuestión, pueden sumarse también los síntomas respiratorios, a falta de otras patologías propias de este aparato.
Los pájaros en condiciones graves, generalmente suelen acurrucarse en el fondo de la jaula, incapaces de sostenerse en le posadero; su capacidad de reacción a los estímulos externos puede ser muy limitada. El sujeto enfermo puede hallarse en mal estado de nutrición (apreciable en la quilla o esternón), como consecuencia del poco desarrollo de las masas musculares pectorales y del tejido adiposo; el vientre puede aparecer inflamado y enrojecido, de fácil apreciación en los ejemplares de pequeña talla, con frecuentes jadeos originados por el intestino y el hígado.
La ubicación de los pájaros enfermos.
Cada pájaro enfermo debe ser rápidamente separado del resto de ejemplares que se hallen en le mismo ambiente, tanto por limitar el contagio de la enfermedad (en el caso de tratarse de una patología infecciosa), como por dar al enfermo la mayor asistencia posible. La mejor forma es ofrecer al sujeto enfermo su ubicación en un lugar con temperatura suficientemente alta, de modo que pueda evitar la dispersión del calor y reaccionar así mejor a los cuidados que le prestemos.
Es conveniente saber que la temperatura corporal normal de los pájaros supera, en la mayoría de las especies, los 40º C, y es oportuno que la temperatura ambiente del lugar de abrigo no sea inferior a los 30º C. Para alcanzar este fin, conviene poner al sujeto enfermo en la llamada “jaula-enfermería”, en la cual la temperatura se puede regular y permanecer estable con un calentador provisto de termostato. En el comercio existen habitáculos-refugio hechos a propósito, a veces muy sofisticados, en los que puede lograrse un perfecto control de la temperatura, la humedad, la ventilación y la filtración del aire, de tal forma que se pueda mantener al enfermo en un lugar con las mejores condiciones posibles. Como alternativa se puede recurrir a la fabricación artesanal, con la cual, si se hace con arte y esmero, se consiguen los mismos fines, pero con un costo muy inferior.
Como quiera que sea, es muy importante que el refugio que preparemos para hospitalizar al pájaro enfermo esté construido con materiales fáciles de lavar y de desinfectar, con un perfecto aislamiento de las partes metálicas y eléctricas, de manera que el huésped no pueda tocarlas. En los refugios artesanales, el calentamiento se consigue poniendo molduras o alfombrillas, mientras que es preciso conseguir el necesario índice de humedad poniendo una cubeta llena de agua, con el fin de prevenir una posible deshidratación del enfermo.
De acuerdo con la talla de la especie en cuestión, se podrá introducir directamente al pájaro en la caja caliente o bien meteremos una pequeña jaula, con el pájaro dentro. Es siempre aconsejable limitar la capacidad de movimiento del pájaro, poniéndolo en una jaula de pequeñas dimensiones, con el fin de evitarle un excesivo y peligroso gasto de energías.
A falta de jaula-enfermería. Si queremos proporcionar calor al animal enfermo, se puede arrimar a la jaula una lámpara, como fuente de calor. Pero tal sistema tiene el inconveniente de que no se puede medir de forma adecuada la graduación térmica que aportamos y en muchos casos se han provocado deshidrataciones y quemaduras en la piel de los pájaros tratados de esta manera. Por lo tanto, es siempre aconsejable disponer de una jaula-enfermería en cualquier criadero que se precie, para utilizarla en los casos de emergencia.
Los recipientes para la comida y el agua deben ponerse en un lugar y en una posición fácilmente accesibles para el enfermo, no demasiado lejos del posadero y, en caso de que el pájaro no pueda posarse en él, los pondremos en el fondo de la jaula. A los pájaros enfermos deberá alimentárseles de acuerdo con las necesidades nutricias de cada especie y con comida que puedan digerir con facilidad, mejor si la conocemos. Los inapetentes o anoréxicos deben alimentarse a mano, de manera forzada, preferiblemente después de haber consultado con el veterinario. De hecho, tal operación puede ser de alto riesgo para la salud del pájaro, en el caso de que se presente una sintomatología considerada incompatible con la normal progresión del alimento que, de manera forzada, le introducimos en el buche.
Si bien en casos de una emergencia puede resultar útil para el enfermo darle agua tibia con miel, con el fin de aportar líquidos y sustancias energéticas, el uso de esta fórmula para criar a mano pichones de papagayo (existente en los comercios del ramo), encuentra una aplicación mejor en el mantenimiento de pájaros enfermos que rechazan los alimentos.
El uso de los medicamentos.
Generalmente es muy frecuente la tentación de administrar medicamentos a los pájaros, apenas se apercibe la más mínima señal de malestar. No obstante, hay que pensar que los fármacos que se utilizan de forma equivocada pueden agravar aún más al pájaro enfermo y, concretamente en el caso de los antibióticos, esto puede falsear los posteriores análisis de laboratorio. Aunque también es verdad que, a menudo, el tiempo que se necesita para hacer estos análisis puede ser excesivo frente a las malas condiciones de salud de los pájaros, los cuáles pueden morir antes de comenzar su correcto tratamiento. En estos casos, procede administrar un fármaco, generalmente un antibiótico, o, menos frecuentemente, un antimicótico o un antiparasitario. Es superfluo subrayar aquí que esta decisión debe ser tomada por el veterinario, pero si esto no fuese posible, mientras se espera para poder consultar al especialista, es preferible administrar a los pájaros enfermos antibióticos de amplio espectro, siempre que los síntomas de malestar del sujeto no indiquen una patología concreta.
Se aconseja que el tratamiento antibiótico se mantenga durante una semana, pues es frecuente observar una mejoría en los pájaros después de algunos días y esto lleva al propietario a interrumpir la cura a destiempo. En estos casos, a menudo se detecta un posterior empeoramiento, de más difícil solución.
Informar al veterinario.
Mientras se prestan las primeras curas a los pájaros enfermos, es conveniente contactar con el veterinario especialista, con el fin de obtener mejores indicaciones posteriores, conseguir una rápida asistencia y poder acordar la cita de la visita.
Para que la diagnosis pueda hacerse lo mejor posible, es muy importante que el veterinario sea puesto al corriente de todo aquello que, en opinión del propietario, pueda tener relación con el malestar del animal, además de proporcionarle la “historia” reciente y pasada del pájaro, tal como su origen, edad, alimentación, alojamiento, enfermedades anteriores, actividad reproductora, etc. Dichas informaciones deben ser anotadas por el dueño del pájaro y dárselas al veterinario de la forma más detallada posible.
Emergencias especiales.
A continuación damos algunos consejos para intervenir en situaciones especiales de emergencia, con el fin de elevar las posibilidades de salvar la vida de los pájaros y facilitar el trabajo del veterinario, quién retomará el caso lo antes posible, según la gravedad de la situación. Él podrá hospitalizar al paciente y continuar, en muchos casos, el tratamiento establecido por el propietario, modificándolo, en base a la evolución de la enfermedad. Otra ventaja que presenta la hospitalización, es la de poder seguir, según el caso, posteriores exámenes prácticos y de laboratorio, para poder diagnosticar mejor y tratar la patología en cuestión.
Hemorragias.
La pérdida de sangre se debe, generalmente, a un traumatismo, aunque también puede ser ocasionada por una intoxicación, graves inflamaciones intestinales, falta de vitamina K, enfermedades hepáticas, papilomas y otras malformaciones orales y de la cloaca. En tanto que la mayoría de las hemorragias internas es sólo el estado anémico del pájaro el que nos da el primer indicio de la patología, en las hemorragias externas es importante detener cuanto antes la pérdida de sangre, por medio de presión de los dedos, mantenida durante unos minutos en el punto de la herida. Si esto no fuera suficiente, recurriremos a taponar la fuente hemorrágica con algodón en rama, empapado en fármacos, como Tranex o Botropase. Una vez cortada la hemorragia, será conveniente proceder a la desinfección de la herida (después de extirpar las plumas de alrededor), con agua oxigenada, teniendo cuidado de no desprender en la operación, el coágulo-tapón ya formado. En el caso de que la hemorragia se deba a la rotura de una pluma recientemente expulsada, conviene arrancar inmediatamente el cañón, procediendo después a la desinfección, en la forma indicada.
Quemaduras.
No es raro que los pájaros que tienen libertad para volar y moverse en ambientes domésticos, puedan tener accidentes que les causen quemaduras cutáneas al entrar en contacto con fuentes de calor, tales como hornillos, braseros, estufas o agua caliente. El área de la piel quemada deberá lavarse inmediatamente con agua fría y, a continuación, aplicarle compresas de gasas mojadas en agua fría, o con hielo, para impedir que el efecto del calor alcance más profundidad, agravándose la quemadura.
A continuación, es conveniente aplicar una pomada antibiótica para evitar las infecciones en la zona quemada. Las quemaduras profundas, o muy extensas, requieren la inmediata intervención veterinaria.
Golpes de calor.
Si los pájaros se exponen directamente a los rayos del sol y no tienen alguna sombra donde refugiarse, o bien disponen de poco agua, es fácil que la temperatura de su cuerpo aumente considerablemente y que los mecanismos de termorregulación corporal no puedan reducir los grados de calor. Esto ocurre también en ambientes calurosos y húmedos que carecen de suficiente ventilación, o en el caso de que pongamos al pájaro en un lugar poco aireado en lugares muy cálidos. En estos casos, la respiración llega a ser muy agitada y penosa, manteniendo las alas caídas y separadas del cuerpo. El colapso puede llegar muy rápidamente. Aquí, el mayor peligro existe si se originan graves lesiones cerebrales, lo que podemos evitar sometiendo al pájaro a un rápido baño y mojándole con agua fría, principalmente empapándole bien la cabeza. Nada más observemos que ha mejorado la sintomatología, debemos llevar al pájaro al veterinario en un medio de transporte ventilado y fresco.
Inhalación de humos.
En el caso de que en la habitación de los pájaros se prenda fuego cualquier material combustible, la gran cantidad de humo que se forma origina reacciones tóxicas en el aparato respiratorio y el óxido de carbono que contienen estos materiales, se incorpora a la hemoglobina, ocupa el lugar del oxígeno e impide al sujeto el intercambio de la respiración. Esto ocurre también cuando los pájaros se hallan expuestos a los gases de la combustión expulsados por los coches. La oportunidad de poder intervenir a tiempo en estos casos es fundamental y, así, llevaremos al pájaro inmediatamente al aire libre y, mejor aún, si lo ponemos en una de las ya citadas jaulas-enfermería, a la cuál se le pueden conectar oxígeno, proporcionándole así una hiperventilación en su sistema respiratorio. Es pues, conveniente, acudir pronto al veterinario, quien proveerá también como tratar el estado de shock del animal. La particular estructura del aparato respiratorio de los pájaros es especialmente sensible a las sustancias tóxicas inhaladas, por lo que resulta inútil subrayar lo nocivo que resulta fumar en los recintos habitados por pájaros.
Convulsiones.
En los pájaros también podemos observar convulsiones y ataques epilépticos, motivados a menudo por traumatismos, intoxicaciones o enfermedades infecciosas. Se ha descrito también la epilepsia idiomática de algunas especies. El pájaro afectado debe ser remitido pronto al veterinario y, en espera de que esto ocurra, debe ponerse en una jaula o caja desprovista de cualquier accesorio y forrada de material blando, como esponja, goma o toallas, con el fin de prevenir que se autolesione durante la crisis.
Cualquier estímulo o ruido exterior debe reducirse al mínimo, por lo que se aconseja colocar la jaula en un ambiente con poca iluminación y evitar el contacto con personas u otros animales. El empleo de Diazepán o Valium, en dosis de 1mg/Kg de peso, por vía intramuscular, y hasta 3-4 mg/Kg de peso, por vía oral, permite resolver momentáneamente la crisis convulsiva, en tanto que despejamos la causa del problema.
Retención del huevo.
Si bien puede darse en hembras de cualquier especie, la retención del huevo es más común en los canarios, los diamantes de Gould, periquitos...
La hembra que no puede poner el huevo, yace en el nido o en el fondo de la jaula; su respiración es agitada y penosa y presenta hinchado el abdomen. Generalmente, se puede palpar el huevo atravesado, a través de la fina pared abdominal. En casos menos graves, la deposición puede estimularse exponiendo la cloaca de la hembra sobre una fuente de calor húmedo, como puede ser un puchero de agua hirviendo. La cloaca, además puede lubricarse con aceite o glicerina líquida. En el caso de que estos remedios no surtan ningún efecto, es importante confiar el sujeto al veterinario, quién podrá intervenir del modo más eficaz, bien con fármacos o con cirugía.
Traumatismos y fracturas óseas.
Los pájaros que disfrutan de libertad en las casas o en apartamentos están expuestos a traumatismos al impactar contra obstáculos mientras vuelan, en tanto que los que viven en jaulas o voladeras pueden sufrir los golpes tras falsos movimientos, peleas con sus propios compañeros o al engancharse un ala o una pata entre los barrotes de la jaula o la malla metálica de la pajarera. Puede ocurrir que, inmediatamente después de haber sufrido el traumatismo, el pájaro entre en estado de shock; en tales casos el empleo de corticoides (por ejemplo, Desametadona, en dosis de 2-4 mg/Kg de peso, por vía intramuscular pectoral), puede resolver la situación de shock, pues gracias a la fuerte acción anti-inflamatoria del fármaco, se reduce la tumefacción en el punto del golpe.
Las fracturas del hueso de la pata es más frecuente que se produzcan en los pájaros de jaula, mientras que en los pájaros silvestres, se suelen producir en las alas. Para lograr una cura perfecta de la fractura, lo mejor es que el diagnóstico se haga por medio de un examen radiológico, para elegir el tratamiento de reducción más apropiado del caso. A la espera de llevar el pájaro al veterinario, es preciso inmovilizar lo mejor posible la extremidad afectada por la fractura, poniendo al pájaro en una jaula de pequeñas dimensiones, o bien en un trasportín, de manera que puedan reducirse al mínimo sus movimientos.
Autor: GINO CONZO, Médico Veterinario, Especialista en Patología Aviar.
El recurso a un veterinario especialista, aunque sólo sea para consultarle y seguir sus indicaciones sobre los oportunos exámenes de laboratorio, es de gran importancia en la medicina de los pájaros de compañía. No obstante, razones de distinta naturaleza pueden impedir al dueño del pájaro enfermo, llevar rápidamente al veterinario a su pequeño paciente enfermo; en tales casos, conviene poner en práctica una serie de habilidades que, en espera del diagnóstico que haga el especialista, pueden mantener al pájaro lo mejor posible hasta el momento en que pueda comenzar su correcto tratamiento.
Signos principales de enfermedad.
Los pájaros en mal estado de salud presentan algunos síntomas que también pueden apreciar el ojo del profano; a menudo basta con poner en marcha el sentido de la observación, prestando atención a los comportamientos y actitudes extrañas del sujeto. Es necesario considerar que, en el campo de la medicina aviar, la oportunidad en la intervención es fundamental, ya que muchas veces los pájaros presentan los síntomas de las enfermedades sólo cuando las propias condiciones de salud ya están bastante deterioradas. Esto se debe a una herencia atávica de su vida en libertad: de hecho, en estado libre, la mayor parte de las especies de aves son presa de otros animales y el hecho de sentirse enfermas induce al predador a atacarlas. En otros casos (y esto ocurre también en cautividad) son los mismos compañeros de especie los que agreden a los ejemplares más débiles y enfermos. La rápida percepción de los síntomas que acusa el pájaro puede contribuir, por lo tanto, a salvarle la vida, ya sea prestándole los primeros auxilios o informando por teléfono al veterinario de las propias observaciones y, mejor aún, si éste tiene la posibilidad de observar directamente al pájaro, llevárselo a su consulta.
En la mayoría de los casos, los pájaros enfermos reducen su propia actividad física y cantan menos; se muestran somnolientos, con los ojos semicerrados; a veces pasan la mayor parte del tiempo durmiendo, reclinando la cabeza sobre la espalda. El plumaje aparece inflado (embolado), ya que las plumas se elevan para crear una amplia cámara de aire entre el medio ambiente exterior y la piel, disminuyendo así la dispersión del calor.
El aspecto general del plumaje casi siempre es distinto al usual; puede aparecer de color opaco, perdiendo el brillo natural que tienen las plumas cuando el pájaro está totalmente sano y presentado plumas rotas, dobladas, descolocadas y de color anormal. Este último caso es muy frecuente observarlo en ciertas enfermedades del metabolismo del órgano afectado, particularmente el hígado. Las alas pueden aparecer caídas y la cola en posición casi vertical.
En general, el pájaro enfermo consume menos alimento, o bien rehúsa completamente alimentarse (anorexia); en otros casos, especialmente en las infecciones gastrointestinales, se observa un aumento del consumo de alimento (polifagia), con la constante rebusca de semillas, principalmente de las más energéticas. El consumo de agua en los pájaros enfermos, casi siempre aumenta. Las variaciones en la toma de alimento y agua, repercuten, naturalmente también, en el aspecto de las heces, que pueden aparecer de una consistencia diferente (húmedas, acuosas, secas). También su color puede variar, así como la relación entre el componente fecal (parte oscura) y la orina (parte clara).
En la operación del cambio diario de los desperdicios del fondo de la jaula, el atento propietario del pájaro podrá advertir si la cantidad total de heces es menor (pájaros sin apetito) o mayor al normal (pájaros con polifagia). En las infecciones del aparato respiratorio pueden observarse estornudos, tos, frotamiento de las narices contra el posadero, expulsión de exudado de las narices, manchándole las plumas del contorno del pico, lo que cambia su aspecto habitual, tirando hacia un color más oscuro de lo normal. La respiración puede hacerse difícil y angustiosa, con el pico abierto, las alas ligeramente desprendidas del cuerpo y la cola “batiente”.
Conviene saber que los pájaros, como consecuencia de la falta de diafragma y su consiguiente completa comunicación entre la cavidad torácica y la abdominal, cualquier hinchazón de los órganos del abdomen, ocasiona la reducción de espacio para el aire, lo que limita la capacidad respiratoria del sujeto enfermo. A los síntomas propios de la patología abdominal en cuestión, pueden sumarse también los síntomas respiratorios, a falta de otras patologías propias de este aparato.
Los pájaros en condiciones graves, generalmente suelen acurrucarse en el fondo de la jaula, incapaces de sostenerse en le posadero; su capacidad de reacción a los estímulos externos puede ser muy limitada. El sujeto enfermo puede hallarse en mal estado de nutrición (apreciable en la quilla o esternón), como consecuencia del poco desarrollo de las masas musculares pectorales y del tejido adiposo; el vientre puede aparecer inflamado y enrojecido, de fácil apreciación en los ejemplares de pequeña talla, con frecuentes jadeos originados por el intestino y el hígado.
La ubicación de los pájaros enfermos.
Cada pájaro enfermo debe ser rápidamente separado del resto de ejemplares que se hallen en le mismo ambiente, tanto por limitar el contagio de la enfermedad (en el caso de tratarse de una patología infecciosa), como por dar al enfermo la mayor asistencia posible. La mejor forma es ofrecer al sujeto enfermo su ubicación en un lugar con temperatura suficientemente alta, de modo que pueda evitar la dispersión del calor y reaccionar así mejor a los cuidados que le prestemos.
Es conveniente saber que la temperatura corporal normal de los pájaros supera, en la mayoría de las especies, los 40º C, y es oportuno que la temperatura ambiente del lugar de abrigo no sea inferior a los 30º C. Para alcanzar este fin, conviene poner al sujeto enfermo en la llamada “jaula-enfermería”, en la cual la temperatura se puede regular y permanecer estable con un calentador provisto de termostato. En el comercio existen habitáculos-refugio hechos a propósito, a veces muy sofisticados, en los que puede lograrse un perfecto control de la temperatura, la humedad, la ventilación y la filtración del aire, de tal forma que se pueda mantener al enfermo en un lugar con las mejores condiciones posibles. Como alternativa se puede recurrir a la fabricación artesanal, con la cual, si se hace con arte y esmero, se consiguen los mismos fines, pero con un costo muy inferior.
Como quiera que sea, es muy importante que el refugio que preparemos para hospitalizar al pájaro enfermo esté construido con materiales fáciles de lavar y de desinfectar, con un perfecto aislamiento de las partes metálicas y eléctricas, de manera que el huésped no pueda tocarlas. En los refugios artesanales, el calentamiento se consigue poniendo molduras o alfombrillas, mientras que es preciso conseguir el necesario índice de humedad poniendo una cubeta llena de agua, con el fin de prevenir una posible deshidratación del enfermo.
De acuerdo con la talla de la especie en cuestión, se podrá introducir directamente al pájaro en la caja caliente o bien meteremos una pequeña jaula, con el pájaro dentro. Es siempre aconsejable limitar la capacidad de movimiento del pájaro, poniéndolo en una jaula de pequeñas dimensiones, con el fin de evitarle un excesivo y peligroso gasto de energías.
A falta de jaula-enfermería. Si queremos proporcionar calor al animal enfermo, se puede arrimar a la jaula una lámpara, como fuente de calor. Pero tal sistema tiene el inconveniente de que no se puede medir de forma adecuada la graduación térmica que aportamos y en muchos casos se han provocado deshidrataciones y quemaduras en la piel de los pájaros tratados de esta manera. Por lo tanto, es siempre aconsejable disponer de una jaula-enfermería en cualquier criadero que se precie, para utilizarla en los casos de emergencia.
Los recipientes para la comida y el agua deben ponerse en un lugar y en una posición fácilmente accesibles para el enfermo, no demasiado lejos del posadero y, en caso de que el pájaro no pueda posarse en él, los pondremos en el fondo de la jaula. A los pájaros enfermos deberá alimentárseles de acuerdo con las necesidades nutricias de cada especie y con comida que puedan digerir con facilidad, mejor si la conocemos. Los inapetentes o anoréxicos deben alimentarse a mano, de manera forzada, preferiblemente después de haber consultado con el veterinario. De hecho, tal operación puede ser de alto riesgo para la salud del pájaro, en el caso de que se presente una sintomatología considerada incompatible con la normal progresión del alimento que, de manera forzada, le introducimos en el buche.
Si bien en casos de una emergencia puede resultar útil para el enfermo darle agua tibia con miel, con el fin de aportar líquidos y sustancias energéticas, el uso de esta fórmula para criar a mano pichones de papagayo (existente en los comercios del ramo), encuentra una aplicación mejor en el mantenimiento de pájaros enfermos que rechazan los alimentos.
El uso de los medicamentos.
Generalmente es muy frecuente la tentación de administrar medicamentos a los pájaros, apenas se apercibe la más mínima señal de malestar. No obstante, hay que pensar que los fármacos que se utilizan de forma equivocada pueden agravar aún más al pájaro enfermo y, concretamente en el caso de los antibióticos, esto puede falsear los posteriores análisis de laboratorio. Aunque también es verdad que, a menudo, el tiempo que se necesita para hacer estos análisis puede ser excesivo frente a las malas condiciones de salud de los pájaros, los cuáles pueden morir antes de comenzar su correcto tratamiento. En estos casos, procede administrar un fármaco, generalmente un antibiótico, o, menos frecuentemente, un antimicótico o un antiparasitario. Es superfluo subrayar aquí que esta decisión debe ser tomada por el veterinario, pero si esto no fuese posible, mientras se espera para poder consultar al especialista, es preferible administrar a los pájaros enfermos antibióticos de amplio espectro, siempre que los síntomas de malestar del sujeto no indiquen una patología concreta.
Se aconseja que el tratamiento antibiótico se mantenga durante una semana, pues es frecuente observar una mejoría en los pájaros después de algunos días y esto lleva al propietario a interrumpir la cura a destiempo. En estos casos, a menudo se detecta un posterior empeoramiento, de más difícil solución.
Informar al veterinario.
Mientras se prestan las primeras curas a los pájaros enfermos, es conveniente contactar con el veterinario especialista, con el fin de obtener mejores indicaciones posteriores, conseguir una rápida asistencia y poder acordar la cita de la visita.
Para que la diagnosis pueda hacerse lo mejor posible, es muy importante que el veterinario sea puesto al corriente de todo aquello que, en opinión del propietario, pueda tener relación con el malestar del animal, además de proporcionarle la “historia” reciente y pasada del pájaro, tal como su origen, edad, alimentación, alojamiento, enfermedades anteriores, actividad reproductora, etc. Dichas informaciones deben ser anotadas por el dueño del pájaro y dárselas al veterinario de la forma más detallada posible.
Emergencias especiales.
A continuación damos algunos consejos para intervenir en situaciones especiales de emergencia, con el fin de elevar las posibilidades de salvar la vida de los pájaros y facilitar el trabajo del veterinario, quién retomará el caso lo antes posible, según la gravedad de la situación. Él podrá hospitalizar al paciente y continuar, en muchos casos, el tratamiento establecido por el propietario, modificándolo, en base a la evolución de la enfermedad. Otra ventaja que presenta la hospitalización, es la de poder seguir, según el caso, posteriores exámenes prácticos y de laboratorio, para poder diagnosticar mejor y tratar la patología en cuestión.
Hemorragias.
La pérdida de sangre se debe, generalmente, a un traumatismo, aunque también puede ser ocasionada por una intoxicación, graves inflamaciones intestinales, falta de vitamina K, enfermedades hepáticas, papilomas y otras malformaciones orales y de la cloaca. En tanto que la mayoría de las hemorragias internas es sólo el estado anémico del pájaro el que nos da el primer indicio de la patología, en las hemorragias externas es importante detener cuanto antes la pérdida de sangre, por medio de presión de los dedos, mantenida durante unos minutos en el punto de la herida. Si esto no fuera suficiente, recurriremos a taponar la fuente hemorrágica con algodón en rama, empapado en fármacos, como Tranex o Botropase. Una vez cortada la hemorragia, será conveniente proceder a la desinfección de la herida (después de extirpar las plumas de alrededor), con agua oxigenada, teniendo cuidado de no desprender en la operación, el coágulo-tapón ya formado. En el caso de que la hemorragia se deba a la rotura de una pluma recientemente expulsada, conviene arrancar inmediatamente el cañón, procediendo después a la desinfección, en la forma indicada.
Quemaduras.
No es raro que los pájaros que tienen libertad para volar y moverse en ambientes domésticos, puedan tener accidentes que les causen quemaduras cutáneas al entrar en contacto con fuentes de calor, tales como hornillos, braseros, estufas o agua caliente. El área de la piel quemada deberá lavarse inmediatamente con agua fría y, a continuación, aplicarle compresas de gasas mojadas en agua fría, o con hielo, para impedir que el efecto del calor alcance más profundidad, agravándose la quemadura.
A continuación, es conveniente aplicar una pomada antibiótica para evitar las infecciones en la zona quemada. Las quemaduras profundas, o muy extensas, requieren la inmediata intervención veterinaria.
Golpes de calor.
Si los pájaros se exponen directamente a los rayos del sol y no tienen alguna sombra donde refugiarse, o bien disponen de poco agua, es fácil que la temperatura de su cuerpo aumente considerablemente y que los mecanismos de termorregulación corporal no puedan reducir los grados de calor. Esto ocurre también en ambientes calurosos y húmedos que carecen de suficiente ventilación, o en el caso de que pongamos al pájaro en un lugar poco aireado en lugares muy cálidos. En estos casos, la respiración llega a ser muy agitada y penosa, manteniendo las alas caídas y separadas del cuerpo. El colapso puede llegar muy rápidamente. Aquí, el mayor peligro existe si se originan graves lesiones cerebrales, lo que podemos evitar sometiendo al pájaro a un rápido baño y mojándole con agua fría, principalmente empapándole bien la cabeza. Nada más observemos que ha mejorado la sintomatología, debemos llevar al pájaro al veterinario en un medio de transporte ventilado y fresco.
Inhalación de humos.
En el caso de que en la habitación de los pájaros se prenda fuego cualquier material combustible, la gran cantidad de humo que se forma origina reacciones tóxicas en el aparato respiratorio y el óxido de carbono que contienen estos materiales, se incorpora a la hemoglobina, ocupa el lugar del oxígeno e impide al sujeto el intercambio de la respiración. Esto ocurre también cuando los pájaros se hallan expuestos a los gases de la combustión expulsados por los coches. La oportunidad de poder intervenir a tiempo en estos casos es fundamental y, así, llevaremos al pájaro inmediatamente al aire libre y, mejor aún, si lo ponemos en una de las ya citadas jaulas-enfermería, a la cuál se le pueden conectar oxígeno, proporcionándole así una hiperventilación en su sistema respiratorio. Es pues, conveniente, acudir pronto al veterinario, quien proveerá también como tratar el estado de shock del animal. La particular estructura del aparato respiratorio de los pájaros es especialmente sensible a las sustancias tóxicas inhaladas, por lo que resulta inútil subrayar lo nocivo que resulta fumar en los recintos habitados por pájaros.
Convulsiones.
En los pájaros también podemos observar convulsiones y ataques epilépticos, motivados a menudo por traumatismos, intoxicaciones o enfermedades infecciosas. Se ha descrito también la epilepsia idiomática de algunas especies. El pájaro afectado debe ser remitido pronto al veterinario y, en espera de que esto ocurra, debe ponerse en una jaula o caja desprovista de cualquier accesorio y forrada de material blando, como esponja, goma o toallas, con el fin de prevenir que se autolesione durante la crisis.
Cualquier estímulo o ruido exterior debe reducirse al mínimo, por lo que se aconseja colocar la jaula en un ambiente con poca iluminación y evitar el contacto con personas u otros animales. El empleo de Diazepán o Valium, en dosis de 1mg/Kg de peso, por vía intramuscular, y hasta 3-4 mg/Kg de peso, por vía oral, permite resolver momentáneamente la crisis convulsiva, en tanto que despejamos la causa del problema.
Retención del huevo.
Si bien puede darse en hembras de cualquier especie, la retención del huevo es más común en los canarios, los diamantes de Gould, periquitos...
La hembra que no puede poner el huevo, yace en el nido o en el fondo de la jaula; su respiración es agitada y penosa y presenta hinchado el abdomen. Generalmente, se puede palpar el huevo atravesado, a través de la fina pared abdominal. En casos menos graves, la deposición puede estimularse exponiendo la cloaca de la hembra sobre una fuente de calor húmedo, como puede ser un puchero de agua hirviendo. La cloaca, además puede lubricarse con aceite o glicerina líquida. En el caso de que estos remedios no surtan ningún efecto, es importante confiar el sujeto al veterinario, quién podrá intervenir del modo más eficaz, bien con fármacos o con cirugía.
Traumatismos y fracturas óseas.
Los pájaros que disfrutan de libertad en las casas o en apartamentos están expuestos a traumatismos al impactar contra obstáculos mientras vuelan, en tanto que los que viven en jaulas o voladeras pueden sufrir los golpes tras falsos movimientos, peleas con sus propios compañeros o al engancharse un ala o una pata entre los barrotes de la jaula o la malla metálica de la pajarera. Puede ocurrir que, inmediatamente después de haber sufrido el traumatismo, el pájaro entre en estado de shock; en tales casos el empleo de corticoides (por ejemplo, Desametadona, en dosis de 2-4 mg/Kg de peso, por vía intramuscular pectoral), puede resolver la situación de shock, pues gracias a la fuerte acción anti-inflamatoria del fármaco, se reduce la tumefacción en el punto del golpe.
Las fracturas del hueso de la pata es más frecuente que se produzcan en los pájaros de jaula, mientras que en los pájaros silvestres, se suelen producir en las alas. Para lograr una cura perfecta de la fractura, lo mejor es que el diagnóstico se haga por medio de un examen radiológico, para elegir el tratamiento de reducción más apropiado del caso. A la espera de llevar el pájaro al veterinario, es preciso inmovilizar lo mejor posible la extremidad afectada por la fractura, poniendo al pájaro en una jaula de pequeñas dimensiones, o bien en un trasportín, de manera que puedan reducirse al mínimo sus movimientos.
Autor: GINO CONZO, Médico Veterinario, Especialista en Patología Aviar.
Re: "COMO ACTUAR"SIGNOS DE ENFERMEDAD
Gracias por la información. Me viene muy bien ahora que mi veterinario no puede atenderme y el que hay en el pueblo no sabe de estos animales. La verdad es que despues de dos días de busqueda interminable y desconsuelo haber dado con este foro es como una luz. Aún no se que es lo que esta ocurriendo con mis canarios pero al menos se en que fijarme para determinarlo y como actuar. Saludos a todos.
nekane- MIEMBRO ACTIVO
- Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 20/05/2010
Edad : 47
Localización : valencia
Re: "COMO ACTUAR"SIGNOS DE ENFERMEDAD
hola yo tengo una duda mi canaria emite unos chasquidos durante el dia es una cosa muy rara como si estuviera partiendo alpiste pero un pocom mas fuerte y no se qe puede ser alguien me puede ayudar???? gracias
mmg27- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 15/10/2012
Edad : 39
Localización : Granada
Algo le pasa en la patita
Hola,, he leído el tema y te doy las gracias x tanta información. Hoy me he dado cuenta de qué mi canaria casi no apoya la patita y casi no se mueve. Tiene uno de los dedos más hinchado, será fractura o será la enfermedad qué hincha la extremidad??? Es qué está muy atareada sacando a los pollito adelante. Qué me aconseja??? Estoy muy preocupada.
virgi- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 27/01/2014
Edad : 42
Localización : Almuñecar,, Granada
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